lunes, 30 de abril de 2012

MICRORRELATO: Funcionario


Tampón, folio, sello, sobre. Tampón, folio, sello, sobre.  Ocho horas al día, sin levantar la vista de los documentos donde cientos, miles de ciudadanos habían manuscrito sus motivos para obtener la pequeña ayuda que el gobierno ofrecía a los familiares de aquellos que, por dignidad, aceptaran el suicidio como una alternativa viable a su improductividad. La mayoría eran ancianos recién jubilados, que tenían muy claro que el estado no podía mantenerlos. Otros habían sufrido accidentes laborales o eran incapaces de ejercer una profesión. En cualquier caso, el trato era justo; el Estado se liberaba de su manutención y a cambio proporcionaba una pequeña renta a sus familias, que les permitiría obtener algo de pan y medicinas en el Mercado Solidario.
   Tampón, folio, sello, sobre. A Manuel le dolía tanto la  muñeca, que a veces no podía evitar llorar en la soledad de su despacho. Sabía que pronto no podría ejercer su trabajo, y tendría que rellenar uno de aquellos formularios para que sus hijos pudieran comer.

miércoles, 25 de abril de 2012

MICRORRELATO: Los señores de la guerra.

Quiso ser más poderoso que los demás. Pueblo a pueblo, devastó la tierra y regó de sangre las casas de los inocentes. Era la muerte encarnada en su figura monstruosa, que no había conocido amor de madre ni de mujer. Montaba un destrero enorme de ijares cubiertos de mierda, negro como la noche oscura y terrible. Era su voz un ronco grito de odio, era su armadura una confusión de placas oxidadas y chirriantes. Su espada, un hierro atroz embotado de sesos y sangre.
   Éste era Baladur cuando Sir Lorair lo enfrentó. Y muerto de espantosa herida el asesino de hombres, el arrasador de provincias, parecía un fardo inmundo derramando poco a poco sus entrañas sobre la hierba. El paladín envainó su espada, agradeciendo en silencio la victoria a los arcángeles del cielo. Luego escupió sobre el cadáver y le murmuró…
   -¿No querías dejarme gloria para mí, hijo de mil perras?
   El destrero negro, huérfano de amo, se arrimó despacio a sir Lorair y le olfateó el guantelete de acero, que áun olía a sudor y muerte. Lo encontró familiar y resopló, satisfecho, dejándose montar.

martes, 24 de abril de 2012

MICRORRELATO: Francotirador


   Lo tiene en el punto de mira. Sólo tiene que apretar el gatillo, y una flor de sangre crecerá abruptamente en la lente de su mira telescópica. Se entretiene unos segundos, sintiéndose como un Dios con poder para decidir sobre la vida y la muerte. Lo mira encender un cigarrillo, la mirada perdida, pensando en sus cosas. La nieve cae despacio, el aliento del soldado produce nubes de vapor que humedecen sus ropas. Tensa un poco más el dedo en el gatillo, saboreando ese instante que precede a la detonación; el bosque está en silencio.
   -¡¡Deja ya la pleeeeeeeiii!! – el grito de su madre le sobresalta, falla el disparo y el soldado escapa tras el muro. Frustrado, deja caer el mando sobre la mesa y se levanta para cenar.

lunes, 23 de abril de 2012

MICRORRELATO: Fantasma


  El dinero invertido en tecnología había dado sus frutos; las cámaras infrarrojas habían captado al fantasma que atormentaba la vida de los residentes de la urbanización; Los vecinos sabían que yo era aficionado a los temas paranormales, y reunieron fondos en una asamblea extraordinaria para costear la investigación. La caza de espectros no tiene secretos; simplemente, necesita buena financiación. Y ahí tenía las pruebas, unas nítidas fotografías en el monitor de mi ordenador. Mientras la psicofonía sonaba una y otra vez en bucle, amplificada por los poderosos altavoces , contemplé consternado la imagen del aparecido, captada en el mismo momento en que se materializaba junto a los arbustos que rodeaban la piscina comunitaria.  ¿Qué había esperado encontrar en esas fotos? ¿Una mujer hermosa vestida con gasas fantasmales? ¿Una calavera descarnada de ojos enrojecidos?.
  El teléfono sonó sobre el escritorio. Era el administrador, para interesarse por los resultados de las grabaciones. Yo seguía mirando la pantalla, incapaz de apartar la vista de aquel espectro con chanclas, bañador de flores y cara de gilipollas que me contemplaba desde el monitor.

jueves, 19 de abril de 2012

MICRORRELATO: Libros

   Tenía miles de libros; había heredado la colección de su padre, para luego multiplicarla varias veces con la constancia y dedicación de un amante obsesivo. Volúmenes de todo tipo se alineaban en infinitas estanterías y a pesar de que no los había ordenado siguiendo criterio alguno, le resultaba sencillo localizar cualquier título. Para alcanzarlos, se valía de un sistema escaleras con ruedas que había mandado construir siguiendo unos planos que él mismo había desarrollado. La biblioteca ocupaba un vasto sótano cuyo alquiler apenas podía pagar;
Hoy, aquel océano de libros se había convertido de pronto en su pesadilla, porque no era capaz de recordar en cuál de aquellos innumerables tomos había escondido el boleto de lotería que acababa de ser premiado en el sorteo.

miércoles, 18 de abril de 2012

MICRORRELATO: El Pozo de los Deseos


  No será suficiente –pensó.
  Con gesto concentrado, sopesó la moneda en su mano. La giró entre los dedos, acarició la efigie impresa sobre ella, se entretuvo capturando destellos del sol sobre su bruñida superficie. Luego se inclinó sobre el brocal del pozo y  la dejó caer.
   La moneda golpeó el agua con un sonido leve, como una palmada, y se hundió entre los limos que imaginaba en el fondo, donde yacería con otras monedas similares.
   --No será suficiente –se repitió a sí mismo. Y a pesar de ello, formuló mentalmente el deseo, esperando que el genio hubiera rebajado su tarifa. La última vez le costó más de cien  euros que Laura le amara.

martes, 17 de abril de 2012

MICRORRELATO: Night club

Viendo aquellos labios perfectos, brillantes de carmín, no se podía uno imaginar que su saliva tuviera sabor amargo a ginebra barata y tabaco. Y es que cuando no estaba tendida sobre el piano con sus infinitas piernas derivando sobre la madera encerada, se tambaleaba levemente, como si no pudiera mantenerse en equilibrio sobre su vida. Era hermosa, pero lo era aún más por la luz de aquel foco que tan generosamente repartía las sombras sobre la seda que vestía. Unas cuantas noches en el club y comencé a aficionarme a la ginebra barata y al tabaco…

MICRORRELATO: Melodías de Invierno

Mírame, -dice el violinista.- En mis dedos tengo todas las melodías de amor, las que conozco y las que aún no se han inventado; alguna habrá que te sirva, alguna escala tiene que hacerte vibrar el corazón.
El invierno es duro y tocar con los dedos desnudos resulta doloroso. A pesar de ello, mueve el arco arriba y abajo, con el virtuosismo que proporciona el estudio de la música y la experiencia en los asedios al corazón. Ella apenas repara en él, contemplando absorta las aguas congeladas del Volga, donde un sol moribundo juega a desordenar reflejos de cristal. Ya se marcharon las golondrinas. Los palacios de los zares están vacíos, las chimeneas, apagadas. Todo es invierno, pero él sigue tocando para ella, los ojos cerrados, imaginando un mundo que nunca será.

MICRORRELATO: Alma de Lobo

Se sentía lobo; tanta sangre derramada le provocaba sed y ansias extrañas, como un hormigueo en el paladar que sólo se saciaría devorando carne ensangrentada. Superviviente de la batalla, no iba a morir ahora de inanición. Tenía que vivir y protagonizar el relato heroico de su hazaña. Si moría, ¿quién sabría que sólo él quedó en pie tras el brutal choque de las armas?
Rodó de lado y a su alrededor todo eran cadáveres descuartizados. Soy un lobo, pensó de nuevo. Miró en cielo, buscando la luna. Allí estaba redonda como una moneda de plata, única recompensa para su espada mercenaria. Fijó los ojos en ella, esperando la transformación. También él había sido cruelmente herido, pero el lobo cura las heridas y se alimenta del dolor. Viviría si dejaba salir la bestia. Con los ojos clavados en la luna, agonizó poco a poco, sin saber que sólo contemplaba el firmamento reflejado en un charco.