miércoles, 10 de octubre de 2018

LAS MUJERES QUE NO AMABAN LAS POESÍAS (Y UN BIDÓN DE PINTURA)






  No suelo escribir mucho en este blog, en parte por pereza y en parte porque no creo tener muchas cosas interesantes que contar. Pero sucesos como éste me hacen levanterme de mi sillón y encender el ordenador para que mi voz se sume a las críticas que ha generado este suceso.


                             

CARTA PARA  LA PERSONA DE LA PINTADA Y (AUNQUE NO PUEDA LEERME) TAMBIÉN  PARA ALEIXANDRE

Esta noticia me ha dado un golpe en la sien donde acumulo mis versos; una pedrada en el corazón donde guardo, a buen recaudo, algunos versos de Aleixandre, como aquellos que dicen:
“Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz. / Se querían como las flores a las espinas hondas,”
   Me duele, porque la poesía es la voz íntima de su autor;  Su alegato sobre la vida y el amor. Y no se debe a nadie más que a sus propios sentimientos. El poeta tiene derecho a hablar de lo que quiera. No tiene porqué hablarte a ti, no tiene porqué contentar tu demanda de protagonismo, porque un poeta simplemente nos enseña el interior de su alma.  Cada poema es un faro en la noche que va buscando barcos que quieran atracar en sus costas.
   Yo no te gritaría un reproche si escogieras un poema de Alfonsina Stormi o de Gioconda Belli para decorar un muro donde plasmaras tu arte. Al contrario, me asomaría al interior de la mujer a través de sus versos y la entendería gracias a  ellos. Te estaría agradecido por traerme su voz a través del tiempo.
  El propósito de la vida no es ser iguales en todo, sino aprender cuándo las diferencias son hermosas. No es hablar de todos cuando prefiero hablar de una parte. Es, simplemente, ceder la palabra a quien quiere contarnos algo  y saber  escuchar.
   Tu pintada ha herido esta ciudad, dejando una cicatriz terriblemente blanca, como la página vacía del cuaderno de un poeta sin imaginación. Tu pintada feroz e insultante ignora el propósito de los versos, vilipendia a dos enormes artistas y nos intenta obligar a hablar siempre del todo, a no olvidarte nunca, a tenerte siempre presente aunque no sea hoy cuando queremos  hablar de ti.

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